La tecnología hace que las personas puedan manipular a la propia naturaleza. Gracias a ello, incrementaron la producción de bienes materiales y de servicios y redujeron la cantidad de trabajo necesario para fabricar una gran serie de cosas.
La tecnología formal tiene su origen cuando la técnica (primordialmente empírica) comienza a relacionarse con la ciencia, sistematizándose así los métodos de producción. Esta relación con la ciencia, hace que la tecnología no sólo abarque "el hacer", sino también su reflexión teórica. Tecnología también hace referencia a los productos resultados de esos procesos.
La tecnología no es ni mala ni buena. Suelen mencionarse entre sus impactos positivos el hecho de aumentar la productividad del trabajo humano y del nivel de vida de la población, junto a la disminución de los esfuerzos que implica. En su aspecto negativo, la tecnología puede generar desocupación (el hombre es reemplazado por máquinas), diferencias sociales (los trabajadores son categorizados de acuerdo a sus conocimientos tecnológicos) y contaminación del medio ambiente.
En realidad, la tecnología ha sido signo de progreso y de retroceso puesto que así como ha ayudado en el avance de la calidad de vida del hombre, así también, y aunque parezca extraño, la ha hecho retroceder hasta niveles sorprendentes. Solo basta con ver la irónica idea de dos ejemplos contrapuestos de este caso: los avances en cuanto a tecnología médica que buscan salvar vidas y el continuo progreso en la tecnología militar con la intención de acabar con el enemigo lo más rápido posible. Hoy en día, lamentablemente, casi todos los gobiernos del mundo brindan más presupuesto a gastos militares y de defensa que a los sectores de salud.
La tecnología nos continuará ofreciendo descubrimientos y desarrollos que no podremos creer. La tecnología tiene una naturaleza perversa, porque da la falsa sensación de suficiencia. Hemos conocido la evolución de la ciencia, la técnica y la tecnología, en especial ésta última es un elemento de suma importancia en la economía globalizada actual, que junto al conocimiento y a otros valores intangibles (cultura, valores simbólicos, filosofía organizacional, información, datos) constituyen las bases para una organización competitiva y siempre dispuesta al cambio.
La tecnología es poder, pero no lo es todo.
La tecnología formal tiene su origen cuando la técnica (primordialmente empírica) comienza a relacionarse con la ciencia, sistematizándose así los métodos de producción. Esta relación con la ciencia, hace que la tecnología no sólo abarque "el hacer", sino también su reflexión teórica. Tecnología también hace referencia a los productos resultados de esos procesos.
La tecnología no es ni mala ni buena. Suelen mencionarse entre sus impactos positivos el hecho de aumentar la productividad del trabajo humano y del nivel de vida de la población, junto a la disminución de los esfuerzos que implica. En su aspecto negativo, la tecnología puede generar desocupación (el hombre es reemplazado por máquinas), diferencias sociales (los trabajadores son categorizados de acuerdo a sus conocimientos tecnológicos) y contaminación del medio ambiente.
En realidad, la tecnología ha sido signo de progreso y de retroceso puesto que así como ha ayudado en el avance de la calidad de vida del hombre, así también, y aunque parezca extraño, la ha hecho retroceder hasta niveles sorprendentes. Solo basta con ver la irónica idea de dos ejemplos contrapuestos de este caso: los avances en cuanto a tecnología médica que buscan salvar vidas y el continuo progreso en la tecnología militar con la intención de acabar con el enemigo lo más rápido posible. Hoy en día, lamentablemente, casi todos los gobiernos del mundo brindan más presupuesto a gastos militares y de defensa que a los sectores de salud.
La tecnología nos continuará ofreciendo descubrimientos y desarrollos que no podremos creer. La tecnología tiene una naturaleza perversa, porque da la falsa sensación de suficiencia. Hemos conocido la evolución de la ciencia, la técnica y la tecnología, en especial ésta última es un elemento de suma importancia en la economía globalizada actual, que junto al conocimiento y a otros valores intangibles (cultura, valores simbólicos, filosofía organizacional, información, datos) constituyen las bases para una organización competitiva y siempre dispuesta al cambio.
La tecnología es poder, pero no lo es todo.